“A principios de 2020 estuve en la escuelita de Huerto Romita. Cuando llegué, tenía algunos conocimientos muy básicos y muchos experimentos muy empíricos realizados en mi pequeño huerto. Siempre he sido una amante de la tierra, de las plantas y de sembrar.
A pesar de que muchos de mis experimentos e intentos resultaban, sabía que necesitaba una guía más estructurada y que me diera certeza. Así llegué a Huerto Romita, este lugar lleno de energía amorosa por la vida y el conocimiento tangible e intangible de sembrar.
En cada clase me llenaba de emoción porque iba descubriendo todo un mundo que iba enriqueciendo mi vida y mi amor por la agricultura. Con cada tema, mi cabeza se llenaba de reflexiones y sobre todo de ganas de seguir experimentando.
Mi huerto empezó a crecer conforme las clases avanzaban, cada vez sentía menos temor a cometer errores y, sobre todo, cada vez me sentía más segura y cómoda con el proceso de crecer mis propios alimentos. Fui descubriendo que traemos este conocimiento innato y que solo es necesario irlo despertando. Eso logré en la escuelita, llenarme de energía y conocimientos para despertar esa parte innata que viene incluida en cada ser humano.
Escuché mil veces de boca de Naye y Assiel decir: Todos sabemos sembrar, todos podemos sembrar. Al principio era difícil entender estas palabras. Al final, el mundo nos ha desconectado de la tierra. Pero cuando vi nacer brotes de zanahoria que yo misma sembré, y que tiempo después se convirtieron en hermosas verduras que salían de la tierra, cuando tuve lechugas, girasoles, acelgas, rábanos, cuando dejé de luchar contra las plagas y las entendí como un proceso natural al que nos unimos fluyendo y sin pelear, cuando vi que las plantas son tan sabias que si se acompañan entre ellas crecen mejor, cuando profundicé en el significado de una semilla, no pude más que sentir un enorme agradecimiento por haber llegado a este lugar.
Hoy, una gran parte de mis alimentos son cultivados y cosechados por mí y eso es algo que no hay como agradecer.
Huerto Romita es y será siempre mi escuela, el lugar en donde yo aprendí a comunicarme con la tierra.”